martes, 5 de noviembre de 2013

Como si no hubiera dicho nada

Hace ya casi tres meses escribía sobre los dichos del Padre Ignacio en relación a la explosión de un edificio en Rosario y la posibilidad -seguridad, según él- de que una de las víctimas finalmente hallada muerta se encontrara con vida y a salvo, lejos del lugar del siniestro. Como era de esperarse, en todo este tiempo no hubo ninguna repercusión en los medios locales, que lo adoran con reverencia y sólo se hacen eco de sus apariciones mediáticas cuando le son favorables.

Ignacio tiene demasiados seguidores y muchos buenos contactos en los medios y en la política, así que es difícil que alguien le vaya a exigir que rinda cuentas cuando sus predicciones fallan (en realidad, que fallen o no no debería importar). Por el contrario, podemos estar seguros de que, de haberse cumplido su predicción, como mínimo lo hubieran hecho inmigrante ilustre otra vez.
 
En otro post reciente hablábamos de la historia de la Tabla Ouija, y recordábamos que las religiones suelen rechazar a los profetas, videntes y sanadores, porque según sus doctrinas esos dones son exclusivos de sus dioses. Sin embargo, algunos charlatanes como Peries, que a pesar de prometer sanaciones mágicas y afirmar tener visiones imposibles fue recibido recientemente por el Papa, parecen ser la excepción. Así que el encuentro entre Ignacio y Jorge Mario me hizo preguntarme, ¿cual es realmente la diferencia entre ellos? Al fin y al cabo, ambos dicen tener amigos invisibles...

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