sábado, 1 de diciembre de 2012

Lo que no me gustó de la película Red Lights

Luces Rojas trata de un grupo de docentes universitarios que se dedican a enseñar e investigar sobre fenómenos paranormales. Son llamados por supuestos psíquicos para visitar casas supuestamente embrujadas y analizan las presentaciones de afamados psíquicos o telépatas para buscar los trucos detrás de sus "poderes". La película no deja de ser recomendable, principalmente por el suspenso y las actuaciones.

*****Empiezan los Spoilers*****

La primera media hora es como ver una película escrita por Carl Sagan y James Randi (¡qué dúo hubiera sido ese!), pero en ningún momento se los menciona ni reconoce de ninguna manera. Incluso durante una de sus clases -truncada por una mala noticia- Buckley estaba haciendo la misma demostración de la invalidez de la astrología que James Randi hizo en varias oportunidades. Aquí, el video del experimento hecho por Randi, también en un salón frente a una clase:
 
Durante la película, la Dra. Matheson y su ayudante también explican cómo hacer "levitar" una mesa durante una sesión de espiritismo, encuentran quién se ocupaba de hacer ruidos en habitaciones supuestamente vacías, descubren la transmisión de radio que ayudaba a un falso psíquico. Con una breve mirada, encuentran el truco en una fotografía de un hombre aparentemente hindú supuestamente levitando y sin mosquearse encuentran la falla en un experimento que parecía indicar que alguien tenía poderes telepáticos. Incluso aparece el famoso truco de los "cirujanos psíquicos" filipinos, pero no se da ninguna explicación. Quizás a los guionistas les pareció un truco tan burdo que sólo Claudio María Domínguez podría creérselo.

Cuando aparece Silver, la película empieza a decaer. La música, la filmación y el guión hacen parecer a Silver casi como demoníaco, pero la realidad es que en la lucha -académica- entre la ciencia y la magia, el escepticismo versus el misticismo, no hay malvados supervillanos. Los personajes como este son solo charlatanes y farsantes viviendo sus 15 minutos de fama a expensas de la credulidad de la gente.

La historia de la tragedia que sufrió Matheson años atrás y que fue lo que llevó a perder su fe era innecesaria. Supongo que en la película esto contribuye a crear empatía con el personaje, pero es insistir con el mito de que las situaciones extremas -y no la simple racionalidad- son las que determinan nuestras creencias o la falta de ellas. "Todos son ateos hasta que el avión empieza a caer". "Cuando sobreviví al cáncer comencé a creer".

Los científicos de la universidad quedan como idiotas. El reflejo de las cartas en los anteojos era algo demasiado obvio, lo mismo que el reloj de Silver. Cualquier supuesto experto en buscar fraudes lo habría visto. Ni hablemos de que su ceguera es lo primero que deberían haber corroborado. Además, ningún científico que se precie va a firmar en sólo unos pocos días y después de un par de ensayos tan inconcluyentes un documento donde asegura haber encontrado pruebas de poderes paranormales. Es suicidio acedemico. 

Obviamente, no me gustó el final. Me hizo acordar a Sexto Sentido, o a Unbreakable, de M. Night Shyamalan. En ese tipo de películas hubiera quedado perfecto, pero este no es el caso. Toda la película explicando el daño que hacen las pseudociencias y los curanderos justamente porque son falsos, para que al final el protagonista sea realmente psíquico y haga una demostración de telequinesis al mejor estilo Carrie.

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